Los tricresil fosfatos (TCPs) forman parte de una serie de compuestos organofosforados que producen neurotoxicidad dife- rida. El brote de parálisis “por el jengibre” en 1930 estuvo causado por la contaminación de extracto de jengibre por cresil fosfatos utilizados en su procesamiento. Desde entonces se han producido algunos casos de intoxicación accidental de alimentos por tri-o-cresil fosfato (TOCP). En la literatura se encuentran algunos casos casos descritos de exposición profesional. Las expo- siciones profesionales agudas parecen causar síntomas gastroin- testinales seguidos por un período de latencia que puede durar entre días y 4 semanas, después del cual el dolor y el temblor de las extremidades evoluciona hasta la parálisis motora de las extremidades inferiores, extendiéndose hasta los muslos y de las extremidades superiores hasta los codos. Rara vez se produce pérdida sensorial. El paciente puede tardar varios años en recuperarse total o parcialmente. Se han producido algunas muertes por ingestión de altas dosis. Las células del asta anterior de la médula y los tractos piramidales se ven afectados, con observación necrópsica de desmielinización y lesión de las células del asta anterior. En el ser humano, la dosis oral letal es de
1,0 g/kg y con dosis de entre 6 y 7 mg/kg se produce parálisis grave. No se han descrito casos de irritación de la piel o los ojos, aunque el TOCP se absorbe a través de la piel. La inhibición de la actividad de la colinesterasa no parece estar relacionada con los síntomas o el grado de exposición. La exposición de gatos y gallinas se asoció a lesiones en la médula espinal y los nervios ciáticos, con afección de las células de Schwann y las vainas de
mielina como resultado de la destrucción de los axones más largos. No se obtuvieron evidencias de teratogenicidad en ratas que recibieron dosis de hasta 350 mg/kg/día.
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