La actividad biológica de los carbamatos se descubrió en 1923, cuando se describió por primera vez la estructura del alcaloide eserina (o fisostigmina) contenido en las semillas del haba del Calabar. En 1929 se sintetizaron análogos de fisostigmina, y pronto se pudo disponer de derivados del ácido ditiocarbámico tales como tiram y ziram. El estudio de los compuestos carbá- micos comenzó el mismo año, y ahora se conocen más de 1.000 derivados del ácido carbámico. De ellos, más de 50 se utilizan como plaguicidas, herbicidas, fungicidas y nematocidas. En 1947 se sintetizaron los primeros productos de esta clase dotados de propiedades insecticidas. Algunos tiocarbamatos han demostrado ser eficaces como aceleradores de la vulcanización, y se han utili- zado derivados del ácido ditiocarbámico en el tratamiento de tumores malignos, hipoxia, neuropatías, heridas por radiación y otras enfermedades. También se utilizan como plaguicidas aril ésteres del ácido alquilcarbámico y alquil ésteres del ácido arilcarbámico.
Algunos carbamatos pueden producir una sensibilización en individuos expuestos; asimismo se han observado distintos efectos fetotóxicos, embriotóxicos y mutagénicos en miembros de la familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario