jueves, 9 de abril de 2020

Prevención de lesiones - Prevención de quemaduras químicas e intoxicaciones agudas frente a la prevención de intoxicaciones crónicas


Aunque el planteamiento básico de aislar la sustancia peligrosa de la persona que debe protegerse es el mismo en la prevención de intoxicaciones agudas, quemaduras químicas e intoxicaciones crónicas, su aplicación debe diferir en cierta medida en este último caso. Mientras que los dos primeros pueden compararse con un ataque masivo en una guerra, el envenenamiento crónico se asemeja a un asedio. Suele deberse a la actuación de concentraciones muy inferiores que ejercen su influencia a través de múltiples exposiciones a lo largo de amplios períodos de tiempo, y sus efectos comienzan a acusarse de manera gradual e insidiosa mediante una acción sostenida y sutil. La adopción de medidas correctivas exige, en primer lugar, la detección de la sustancia química capaz de provocar la intoxicación crónica antes de la aparición de los síntomas y el reconocimiento de uno o varios aspectos del malestar de un trabajador como posibles síntomas físicos debidos a la misma. Si se sospecha la existencia de una intoxicación crónica, debe procurarse atención médica con prontitud. Cuando se detecta un tóxico de este tipo en una concentración que excede o se aproxima al nivel admisible, deben emprenderse las acciones necesarias para eliminarlo o, al menos, reducir su concentración hasta alcanzar un nivel seguro. La prevención de la intoxicación crónica suele exigir el empleo de los equipos de protección durante toda la jornada de trabajo o gran parte de la misma; no obstante, por razones de comodidad, el uso de una caja de manipulación con guantes o un aparato de respiración autónomo no siempre es factible.

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