Las lesiones cutáneas arsenicales varían ligeramente dependiendo del tipo de exposición. Aparecen síntomas eczematoides de gravedad variable. En la exposición profesional al arsénico en suspensión aérea, pueden surgir lesiones cutáneas por irritación local. Se han descrito dos tipos de trastornos dermatológicos:
1. uno de tipo eczematoso, con eritema (enrojecimiento), tume- facción y aparición de pápulas o vesículas;
2. otro de tipo folicular, con eritema y tumefacción o pústulas foliculares.
La dermatitis se localiza principalmente en las áreas más expuestas, como la cara, la nuca, los antebrazos, las muñecas y las manos. Sin embargo, también puede aparecer en el escroto, la cara interna de los muslos, la parte superior del tórax, la parte inferior de las piernas y alrededor de los tobillos. Ni la hiperpig- mentación ni la queratosis son rasgos sobresalientes de este tipo de lesiones arsenicales. Mediante pruebas cutáneas se ha demos- trado que la dermatitis se debe al arsénico y no a las impurezas presentes en el trióxido de arsénico crudo. Según la concentra- ción y la duración de la exposición, este tipo de reacción inicial puede ir seguido de lesiones dérmicas crónicas, que pueden aparecer después de muchos años de exposición profesional o ambiental. Los signos visibles son hiperqueratosis, verrugas y melanosis. La melanosis aparece con mayor frecuencia en los párpados, alrededor de las sienes, en el cuello, las areolas de los pezones y los pliegues axilares. En los casos graves, se observa arsenomelanosis en el abdomen, tórax, espalda y escroto, junto con hiperqueratosis y verrugas. En la intoxicación crónica por arsénico aparece también despigmentación (es decir, leuco- dermia), especialmente en las zonas pigmentadas, conocida habitualmente como pigmentación “en gota de lluvia”. Estas lesiones cutáneas crónicas, especialmente las hiperqueratosis, pueden transformarse en lesiones precancerosas y cancerosas. En la intoxicación crónica por arsénico también aparecen las líneas de Mees (estrías transversales) en las uñas. Debe señalarse que las lesiones cutáneas crónicas pueden aparecer mucho tiempo después de suspenderse la exposición, cuando las concentraciones de arsénico en la piel han vuelto a la normalidad.
La lesión mucosa más clásica de la exposición crónica al arsé- nico es la perforación del tabique nasal tras la inhalación. Esta lesión es resultado de la irritación de la mucosa nasal y se extiende también a la laringe, tráquea y bronquios. Tanto en la exposición por inhalación como en la intoxicación por ingestión reiterada, la dermatitis de la cara y los párpados se extiende, en ocasiones, dando lugar a una queratoconjuntivitis.
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