El dicloruro de etileno es inflamable y comporta un grave peligro de incendio. La IARC lo ha clasificado en el Grupo 2B como posible carcinógeno humano. El dicloruro de etileno puede absorberse por vía respiratoria, percutánea y digestiva. Se meta- boliza en 2-cloroetanol y ácido monocloroacético, siendo estos dos metabolitos más tóxicos que el compuesto original. El umbral de olor de esta sustancia para el hombre, determinado en condi- ciones controladas de laboratorio, oscila entre 2 y 6 ppm. No obstante, la adaptación parece producirse relativamente pronto, de manera que al cabo de 1 ó 2 minutos, el olor producido por una concentración de 50 ppm apenas se detecta. El dicloruro de etileno es muy tóxico para el ser humano. Concentraciones de entre 80 y 100 ml son suficientes para provocar la muerte en un plazo de 24 ó 48 horas. La inhalación de 4.000 ppm provoca lesiones graves. A elevadas concentraciones produce irritación inmediata de los ojos, la nariz, la garganta y la piel.
Un importante uso de este producto químico es en la fabrica- ción de cloruro de vinilo mediante un proceso en su mayor parte cerrado. No obstante, pueden producirse y se producen fugas que entrañan un riesgo para el trabajador expuesto. El mayor riesgo de exposición se produce durante el vaciado de envases que contienen dicloruro de etileno en el interior de cubetas abiertas, desde donde se utiliza posteriormente para la fumigación de cereales. También se producen exposiciones por fugas durante su fabricación, en la aplicación de pinturas, en la extracción de disolventes y en operaciones de vertido de residuos. El dicloruro de etileno se fotooxida rápidamente en el aire y no se acumula en el medio ambiente. Tampoco parece bioconcentrarse en ninguna cadena alimentaria ni acumularse en los tejidos humanos.
La clasificación del cloruro de etileno como carcinógeno del Grupo 2B se basa en el aumento significativo de la tasa de tumores observado en ratas y ratones de ambos sexos. Muchos de los tumores, como el hemangiosarcoma, son de tipos poco comunes que rara vez se encuentran en los animales de control.
El “tiempo transcurrido hasta la aparición de un tumor” en los animales tratados es menor que en los controles. Al haberse demostrado que produce enfermedades malignas progresivas de varios órganos en dos especies de animales, el dicloruro de etileno debe considerarse un posible cancerígeno humano.
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