sábado, 4 de mayo de 2013

Tolueno-2,4-diisocianato (TDI).

Esta es la sustancia que más se utiliza en la industria y la responsable del mayor número de manifestaciones patológicas, porque es extremadamente volátil y porque, a menudo, se utiliza en altas concentraciones. La sintomatología correspondiente a las alteraciones producidas por la inhalación de esta sustancia es típica. Al final de un período, que puede ir desde unos pocos días hasta 2 meses, se presentan los siguientes síntomas: irritación de la conjuntiva, lagrimeo e irrita- ción de la faringe. Más adelante aparecen problemas respirato- rios, con una desagradable tos seca por la noche, dolor torácico, sobre todo retroesternal, dificultad para respirar y malestar. Estos síntomas empeoran por la noche y desaparecen por la mañana, con una ligera expectoración mucosa. Después de varios días de reposo, el estado del paciente mejora, pero el regreso a la acti- vidad laboral suele acompañarse de la reaparición de las mismas alteraciones, es decir, tos, dolor torácico, disnea con roncus y sibi- lancias y malestar. Los estudios radiológicos y humorales suelen dar resultados negativos.
Las afecciones respiratorias que se sabe que están causadas por el TDI son bronquitis, asma de origen profesional y deterioro de la función respiratoria, tanto en el trabajo como con carácter crónico. En otros casos se producen catarros recurrentes o un eczema particularmente pruriginoso que aparece en muchas zonas diferentes de la piel. Algunos pacientes sufren al mismo tiempo problemas cutáneos y respiratorios.
Además de estas consecuencias típicas de la intoxicación, existen otros efectos, si bien raros, derivados de la exposición a concentraciones muy bajas de isocianatos durante largos períodos de tiempo, incluso años. Entre estas alteraciones podemos señalar casos de asma típicos, combinados con bradipnea espiratoria y eosinofilia en el esputo.
La fisiopatología de la intoxicación aún no se conoce perfectamente. Algunos autores creen que se produce una irritación primaria; otros piensan que se trata de un mecanismo inmunitario y lo cierto es que en algunos casos se ha demostrado la presencia de anticuerpos. La sensibilización puede demostrarse con pruebas de provocación, pero éstas deben siempre ser realizadas por un médico con experiencia y con gran precaución para evitar una sensibilización todavía mayor del paciente. No obstante, muchas de las pruebas alergológicas (con acetilcolina o los alergenos habituales, por ejemplo) suelen dar resultados negativos. Con respecto a las pruebas de la función pulmonar, el índice VEF/CVF parece ser el que mejor refleja los problemas respiratorios. Sin embargo, los exámenes funcionales rutinarios, que se realizan lejos de una zona de exposición al riesgo, dan resultados normales.

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