El glicerol es muy poco tóxico (en el ratón, la DL50 por vía oral es de 31,5 g/kg) y en general se le considera inofensivo en las condiciones normales de uso. La glicerina produce una leve diuresis en individuos sanos que reciben una única dosis oral igual o inferior a 1,5 g/kg. Los efectos nocivos que produce la administración oral de glicerina consisten en un ligero dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómitos, sed y diarrea.
Cuando el glicerol se presenta en forma de niebla, la Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (ACGIH) lo ha clasificado como “partícula molesta”, asignándole un TLV de 10 mg/m3. Además, la reactividad del glicerol le hace peligroso y propenso a explotar en contacto con oxidantes fuertes como el permanganato potásico, el clorato potásico, etc. Por ello, nunca debe almacenarse cerca de ese tipo de sustancias.
Cuando el glicerol se presenta en forma de niebla, la Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (ACGIH) lo ha clasificado como “partícula molesta”, asignándole un TLV de 10 mg/m3. Además, la reactividad del glicerol le hace peligroso y propenso a explotar en contacto con oxidantes fuertes como el permanganato potásico, el clorato potásico, etc. Por ello, nunca debe almacenarse cerca de ese tipo de sustancias.
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