Este tipo de sustancias constituyen fuentes de oxígeno y, por tanto, son capaces de facilitar la combustión e intensificar la violencia de un incendio. Algunas generan oxígeno a la tempera- tura ambiente del almacén en el que se conserven, pero otras requieren la aplicación de calor. Si los envases de los materiales oxidantes se han deteriorado, su contenido puede mezclarse con otras sustancias combustibles y provocar una ignición. Este riesgo puede evitarse mediante el depósito de estos materiales en zonas de almacenamiento aisladas. No obstante, puede que esta prác- tica no siempre sea viable, como, por ejemplo, en el caso de los almacenes portuarios de mercancías en tránsito.
Es peligroso almacenar sustancias oxidantes potentes cerca de líquidos, aunque su punto de inflamación sea bajo, o de mate- riales inflamables, aunque lo sean sólo ligeramente. Resulta más seguro mantener todas las sustancias inflamables lejos del lugar en el que se conservan los oxidantes. El área de almacenamiento debe ser fresca, estar bien ventilada y tener una estructura ignífuga.
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