jueves, 22 de mayo de 2014

La neblina de ácido fosfórico

La neblina de ácido fosfórico es ligeramente irritante para la piel, los ojos y el tracto respiratorio superior. Se ha demostrado en grupos de trabajadores que los humos de pentóxido de fósforo (anhí- drido del ácido fosfórico) pueden detectarse, pero no causan molestias, a concentraciones de entre 0,8 y 5,4 mg/m3, producen tos a concentraciones de entre 3,6 y 11,3 mg/m3, y resultan into- lerables para los trabajadores no habituados a una concentración de 100 mg/m3. La inhalación de la neblina entraña un pequeño riesgo de edema pulmonar. El contacto de la piel con la neblina produce una ligera irritación, pero no toxicidad sistémica. La disolución de ácido fosfórico al 75 % produce quemaduras graves si salpica la piel. En el estudio de una cohorte de trabajadores expuestos a ácido fosfórico, no se observó un incremento de la mortalidad específica por esta causa.
Se ha estimado que la concentración letal media del oxicloruro de fósforo y sus productos de neutralización con amoníaco es de 48,4 y 44,4 micromoles por mol de aire en ratas y 52,5 y 41,3 en cobayas. El 15 % del oxicloruro de fósforo se hidroliza. La mayoría de las publicaciones sobre los efectos en la salud del oxicloruro de fósforo incluyen también la exposición a otros compuestos fosforados. En solitario, el oxicloruro de fósforo parece causar necrosis del estómago por ingestión, necrosis del tracto respiratorio por inhalación, ulceración de la piel por aplicación directa y ulceración de los ojos con pérdida de visión en conejos. La exposición crónica de los animales produjo alteración del metabolismo de los minerales y osteoporosis con elimina- ción de cantidades excesivas de fósforo inorgánico, sales de calcio y cloruros del organismo. En combinación con otros compuestos fosforados, algunos estudios publicados indican que el oxicloruro fosfórico produce asma y bronquitis.

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