La toxicidad aguda del ciclohexano es muy pequeña. En ratones, la exposición a una concentración de
18.000 ppm (61,9 mg/l) de vapor de ciclohexano en el aire produjo temblores al cabo de 5 minutos, alteraciones del equilibrio al cabo de 15 minutos, y postración completa al cabo de 25 minutos. En conejos, los temblores aparecieron a los 6 minutos, las alteraciones del equilibrio a los 15 minutos y la postración completa a los 30 minutos. No se observaron cambios tóxicos en los tejidos de los conejos después de una exposición durante 50 períodos de 6 h a concentraciones de 1,46 mg/l
(434 ppm). La concentración de 300 ppm de ciclohexano pudo detectarse por su olor y produjo una cierta irritación de los ojos y las mucosas. Los vapores de ciclohexano causan un leve y corto efecto anestésico, pero más potente que el del hexano.
Los experimentos con animales han demostrado que el ciclohexano es mucho menos nocivo que el benceno, su análogo cíclico aromático de seis miembros y, en concreto, no ataca el sistema hematopoyético como lo hace el benceno. Se cree que la ausencia virtual de efectos nocivos en los tejidos hematopoyéticos se debe, al menos en parte, a diferencias en el metabolismo del ciclohexano y el benceno. Se han identificado dos metabolitos del ciclohexano, ciclohexano y ciclohexanol; el primero de ellos se oxida parcialmente a ácido adípico. Ninguno de los derivados fenólicos característicos de la toxicidad de benceno se han encon- trado como metabolitos en animales expuestos a ciclohexano, lo que ha llevado a proponer la sustitución de benceno por ciclohe- xano como disolvente.
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