– Caídas desde altura (de esca- leras de mano, plataformas elevadas fijas y móviles, andamios, tejados, cubiertas de depósitos, a través de aperturas en los tejados, etc.);
– Resbalones y caídas en superficies sin cambio de nivel, sobre todo en suelos deslizantes;
– Electrocución o descarga eléctrica (generadas por equipos eléctricos defectuosos, por el contacto de escaleras metálicas de mano con conductos eléctricos, durante el trabajo con equipos de pintura electrostáticos de alto voltaje, etc.);
– Inyección hipodérmica de pintura en los dedos, las manos y (con menor frecuencia) en otras partes del cuerpo al trabajar con equipos de pulverización a presión sin aire. Este tipo de inoculación puede dar lugar a una penetración profunda y a la amputación de los dedos afectados;
– Daños oculares graves de carácter mecá- nico producidos por chorro de pintura a alta presión;
– Incendios y explosiones de disolventes de pintura inflamables y otras sustancias, en especial al trabajar (pintando o mezclando) en espacios cerrados con una ventila- ción deficiente. Las lacas para muebles pueden contener nitrocelulosa, una sus- tancia explosiva que puede estallar por golpeo o calentamiento si se permite que los residuos de laca se sequen;
– Incendios y explosiones como resultado de las descargas generadas al utilizar sistemas electrostáticos con pinturas en pol- vo, de las chispas producidas cuando las partículas metálicas (p. ej., en pinturas que contienen polvos de metal) impactan en la superficie metálica sobre la que se trabaja, o de la ignición de pinturas con aglutinantes que se oxidan al contacto con el aire;
– Ropas que se prenden, dentro o fuera de la zona de trabajo, al impregnarse con pinturas o aceites;
– Salpicadura de pintura debida a la ex- plosión de tubos o producida al intentar desatascar las boquillas de pulverización bloqueadas;
– Penetración de partículas extrañas en los ojos al preparar las superficies para pintar (p. ej., en las operaciones de chorreado con granalla o lijado);
– Cortes, punzadas, abrasiones, etc. en dedos y manos al preparar las superficies con la ayuda de medios mecánicos;
– Penetración de astillas en la piel al pre- parar superficies de madera para pintar;
– Aplastamiento de miembros y golpes en otras partes del cuerpo al trabajar en una posición suspendida;
– Abrasiones de la piel con los peldaños de las escaleras de mano;
– Irritación ocular o daños en la córnea debido a la salpicadura de gotas de disolvente en los ojos;
– Asfixia en espacios cerrados como resultado de una deficiencia de oxígeno agravada por la presencia de vapores de disolvente.
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