El 1,1,1-tricloroetano se absorbe rápidamente por vía respiratoria y digestiva. Puede absorberse también por vía percutánea, pero esto raramente tiene importancia sistémica, a menos que la sustancia se localice en la superficie cutánea bajo una barrera impermeable. La primera manifestación clínica de sobreexposi- ción es una depresión funcional del sistema nervioso central, que comienza con mareos, descoordinación y prueba de Romberg positiva (el individuo tiene que mantenerse en equilibrio sobre un pie, con los ojos cerrados y los brazos en cruz), que progresa a anestesia y parada del centro respiratorio. La depresión del SNC es proporcional a la magnitud de la exposición y típica de un agente anestésico, de ahí el peligro de sensibilización cardíaca a la epinefrina con aparición de arritmia. Tras una intensa sobre- exposición, se han observado alteraciones transitorias en el hígado y los riñones y en las autopsias se han detectado lesiones pulmonares. La salpicadura de varias gotas directamente sobre la córnea puede provocar una conjuntivitis leve, que remite por sí sola en pocos días. El contacto prolongado o repetido con la piel produce eritema transitorio y una ligera irritación, debido a la acción desgrasante del disolvente.
Tras la absorción de 1,1,1-tricloroetano, un pequeño porcen- taje se metaboliza en dióxido de carbono, mientras que el resto aparece en la orina como glucurónido de 2,2,2-tricloroetanol. Exposición aguda. Las personas expuestas a 900-1.000 ppm expe- rimentaron irritación ocular leve y transitoria y una alteración inmediata, aunque mínima, de la coordinación. Las exposiciones de esta magnitud también pueden provocar cefalea y laxitud. Ocasionalmente se han observado alteraciones del equilibrio en individuos “susceptibles” expuestos a concentraciones de 300-
500 ppm. Una de las pruebas clínicas más sensibles de intoxica- ción ligera durante la exposición es la incapacidad de realizar normalmente una prueba de Romberg modificada. Por encima de 1.700 ppm ya se evidencian claras alteraciones del equilibrio.
La mayoría de los pocos casos mortales documentados en la bibliografía se produjeron por exposición a concentraciones anes- tésicas del disolvente, por depresión del centro respiratorio o por arritmia resultante de la sensibilización cardíaca a la epinefrina.
La IARC considera que el 1,1,1-tricloroetano es inclasificable
(Grupo 3) en términos de carcinogenicidad.
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