Los silanos contienen hidrógeno y silicio. La mayoría de ellos son sustancias aceitosas muy estables en sí mismas y de poca utilidad. No obstante, cuando se les añade cloro, nitrógeno
u otros compuestos, pueden utilizarse para síntesis químicas. Tanto el tetraclorosilano como el triclorosilano son altamente reactivos y emiten vapores irritantes y asfixiantes. En contacto con el agua se descomponen (hidrólisis) liberando ácido clorhí- drico. El agua presente en la atmósfera puede iniciar esta hidró- lisis. Los productos de la hidrólisis irritan los ojos y el tracto respiratorio. Además, el triclorosilano arde fácilmente. Estos líquidos son tratados como sustancias corrosivas y se transportan en ampollas de cuarzo o cajas de acero inoxidable. Los derrames accidentales pueden hacerse inocuos con la adición de sosa caús- tica anhidra.
Los vapores aceitosos de siloxano irritan los ojos y a concentra- ciones muy altas afectan gravemente al sistema respiratorio. Por el contrario, los compuestos de resina de silicio se han considerado inocuos en el pasado y se han utilizado ampliamente para implantes corporales.
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