El cloruro de metilo es un gas inodoro y, por consiguiente, no advierte de su presencia, razón por la cual puede producirse una exposición considerable sin que los afectados se den cuenta. También existe riesgo de susceptibilidad individual incluso con exposiciones leves. En animales se ha demostrado que el HCBD ejerce efectos muy diferentes según la especie, afectándose tanto más cuanto mayor sea el desarrollo del sistema nervioso central, lo que hace presumir que en el hombre provoque grados de susceptibilidad superiores. Un riesgo que comporta la exposición crónica a pequeñas concentraciones es la posibilidad de que la
“borrachera”, el mareo y la lenta recuperación de una intoxicación ligera impida que se reconozca la causa o se sospeche la exis- tencia de fugas, lo que provocaría exposiciones prolongadas y accidentes. La mayoría de los casos mortales registrados se produjeron por derrame del líquido de los refrigerados domés- ticos o por defectos de las plantas de refrigeración. El clorome- tano comporta también un grave peligro de incendio y explosión. La intoxicación aguda se caracteriza por un período de latencia de algunas horas entre la exposición y la aparición de los síntomas. Estos síntomas son cefalea, fatiga, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Es posible que la persona afectada haya sufrido mareos y sopor durante algún tiempo antes de que se precipite el ataque más agudo por un accidente repentino. Se han descrito pocos casos de intoxicación crónica por exposiciones más leves, posiblemente porque los síntomas desaparecen poco tiempo después de cesar la exposición. Las molestias en los casos leves consisten en mareo, dificultad para caminar, cefalea, náuseas
y vómitos. Los síntomas objetivos más frecuentes son marcha tambaleante, nistagmo, trastornos del habla, hipotensión arterial
y reducción y alteración de la actividad eléctrica cerebral. Una intoxicación leve prolongada puede provocar lesiones perma- nentes del músculo cardíaco y del sistema nervioso central, con cambio de la personalidad, depresión, irritabilidad y, ocasional- mente, alucinaciones visuales y auditivas. El aumento del conte- nido de albúmina en el líquido cefalorraquídeo, con posibles lesiones piramidales y extrapiramidales, puede sugerir un diag- nóstico de meningoencefalitis. En los casos de muerte, la autopsia ha demostrado la existencia de congestión pulmonar, hepática
y renal.
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