domingo, 15 de noviembre de 2009

Riesgos: Acido pícrico y derivados. (I)

Los derivados del ácido pícrico de importancia industrial son los picratos metálicos (de hierro, níquel, bario, cromo, plomo y potasio) y las sales de amoniaco y guanidina. Algunas de estas sales metálicas (bario, plomo o potasio) se han utilizado para la fabricación de mezclas detonantes y reforzadoras en bombas, minas y balas de cañón. Los efectos tóxicos pueden producirse por contacto cutáneo o por inhalación o ingestión del polvo de ácido pícrico o de sus sales. El contacto con la piel produce además dermatosis. Algunas de las sales metálicas también representan un riesgo de incendio y explosión.
Tras la ingestión de algunos gramos de ácido pícrico, que tiene un sabor sumamente amargo, puede producirse gastroenteritis aguda, hepatitis tóxica, nefritis, hematuria y otros síntomas urina- rios. La piel y la conjuntiva se tornan de color amarillo, principal- mente debido al ácido, pero también en parte, a causa de la ictericia. Puede producirse una visión amarilla. La muerte, cuando se produce, se debe a lesiones renales y anuria. En raras ocasiones, la muerte va precedida de ictericia y coma. Tras la absorción de esta sustancia por vía percutánea aparece cefalea, vértigo, náuseas, vómitos y erupciones cutáneas.

En la industria, sobre todo en la fabricación de explosivos, el principal problema de salud es la aparición de dermopatías, en tanto que los casos de intoxicación sistémica son raros. Se ha visto que el ácido pícrico en forma sólida es irritante para la piel, pero en solución acuosa sólo irrita las pieles hipersensibles, produciendo una dermatitis por sensibilización similar a la producida por el picrato amónico. Generalmente afecta a la cara y, en especial, a la zona peribucal y los flancos de la nariz. Se aprecia edema, pápulas, vesículas y, por último, descamación. La zona aparece endurecida, como ocurre con el tetrilo o el trinitro- tolueno. Los trabajadores que manipulan ácido pícrico o sus sales presentan la superficie cutánea y el pelo de un color amarillento. La exposición intensa de animales de experimentación a polvo de picrato amónico durante períodos de hasta 12 meses produjo lesiones que demostraban alteraciones irreversibles en ciertos tejidos. El polvo del ácido pícrico puede causar no sólo irritación de la piel, sino también de la mucosa nasal. La inhalación de concentraciones elevadas de polvo produce pérdida de la consciencia momentáneamente, seguida de debilidad, mialgia, anuria y, posteriormente, poliuria. Los efectos del ácido pícrico en los ojos son: irritación, lesiones en la córnea, efectos visuales extraños (como el aspecto amarillo de los objetos) y coloración amarilla de los tejidos.
El ácido pícrico y sus derivados inflamables y explosivos deben almacenarse en cantidades pequeñas y en una zona fresca y bien ventilada, alejada de cualquier riesgo de incendio y de potentes agentes oxidantes y, preferiblemente, en un local aislado y sepa- rado del resto de las instalaciones.
Tetrilo. Los riesgos de explosión asociados a la producción de tetrilo son fundamentalmente los mismos que los de otros productos de la industria de explosivos, aunque el tetrilo, por ser relativamente estable, no puede considerarse como uno de los explosivos más peligrosos.

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