Ciertos gases, aunque no son los más comunes, pueden resultar tóxicos. Además, pueden ser irritantes o corrosivos para la piel y los ojos.
Las personas que manipulan estos gases deben recibir una formación adecuada, ser conscientes del peligro que suponen y conocer las precauciones necesarias. Las botellas deben almacenarse en un área bien ventilada. No deben tolerarse fugas. Es necesario utilizar equipos de protección adecuados (máscaras de gas o dispositivos de respiración).
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