La selectividad es verdadera cuando el herbicida, aplicado a la dosis correcta y en el momento adecuado, es activo solamente frente a ciertas especies vegetales. Un ejemplo de herbicidas realmente selectivos son los compuestos clorofenoxi, que eliminan la maleza pero no las hierbas. La selectividad se puede conseguir también por la aplicación (p. ej., utilizando el herbi- cida de forma que entra en contacto solamente con las malezas). Por ejemplo, el paraquat se aplica a cultivos de huerta, en los que es fácil evitar el follaje. Se distinguen tres tipos de selectividad:
1. selectividad fisiológica, basada en la capacidad de la planta para degradar el herbicida en componentes no fitotóxicos;
2. selectividad física, que aprovecha un hábito concreto de la planta cultivada (p. ej., la verticalidad de los cereales) o una superficie de características específicas (p. ej., cubierta de cera, cutícula resistente) para proteger a la planta de la pene- tración del herbicida,
3. selectividad posicional, en la que el herbicida se fija en las capas superiores del suelo, adsorbido en partículas del suelo coloidales, y no alcanza la zona de la raíz de la planta culti- vada, o al menos no en cantidades peligrosas. La selectividad posicional depende del suelo, de las precipitaciones y de la temperatura, así como de la solubilidad en agua y la adsor- ción en el suelo del herbicida.
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