Las malezas y las hierbas compiten con las plantas cultivadas por la luz, el espacio, el agua y los nutrientes. Son hospedadores de bacterias, hongos y virus, y obstaculizan las operaciones de cose- chado mecánico. Las pérdidas en los rendimientos de las cosechas como resultado de la infestación por malas hierbas pueden ser muy altas, alcanzando normalmente del 20 al 40 %. Las medidas de control de malezas tales como el desherbado y la escardadura manuales no son eficaces en la agricultura intensiva. Los herbi- cidas han sustituido con éxito a los métodos mecánicos de control de malezas.
Además de su uso en la agricultura de cereales, praderas, campos al aire libre, pastizales, fruticultura, invernaderos y silvicultura, los herbicidas se aplican en zonas industriales, vías de ferrocarril y tendidos eléctricos para eliminar la vegetación. Se utilizan para destruir las malezas de canales, canales de drenaje
y estanques naturales y artificiales.
Los herbicidas se pulverizan o espolvorean sobre las malezas o sobre el suelo que éstas infestan. Permanecen en las hojas (herbicidas de contacto) o penetran en la planta y de esta forma alteran su fisiología (herbicidas sistémicos). Se clasifican en no selectivos (totales, utilizados para matar toda la vegetación) y selectivos (utilizados para suprimir el crecimiento de malezas o matarlas, sin dañar los cultivos). Tanto unos como otros pueden ser de contacto o sistémicos.
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