Después del oxígeno, el silicio es el elemento que más abunda en la Tierra. No aparece libre en la naturaleza, sino en forma de óxido (sílice) o silicato (feldespato, caolinita, etc.) en arena, rocas y arcilla. El silicio se obtiene calentando cuarzo (SiO2) con carbono, un proceso en el que se libera monóxido de carbono y se obtiene silicio en bruto (98 % de pureza). Este grado de pureza es suficiente para su incorporación a aleaciones —por ejemplo, de aluminio y hierro— con el fin de hacerlas más duras y menos frágiles. El silicio puro se obtiene calentando silicio en bruto con cloro. Durante este proceso se produce el compuesto volátil SiCl4, que se separa por destilación. Si este líquido se calienta conjuntamente con hidrógeno, se libera silicio puro, que se confi- gura en forma de varilla y las últimas impurezas se separan por flotación de la varilla calentando sucesivamente pequeñas partes de la misma hasta el punto de fusión, en una atmósfera de gas inerte, como argón, conjuntamente con algunos vestigios de elementos que se deseen añadir y que se disuelven en el silicio líquido.
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