jueves, 30 de enero de 2014

Importancia histórica El fósforo

El fósforo como elemento se extrajo por primera vez a partir de productos animales, especialmente de los huesos, a principios de siglo XIX. En seguida se descubrió su utilidad para fabricar cerillas que podían encenderse en cualquier superficie y, como resultado, surgió una gran demanda de este producto. Poco después comenzó a aparecer una grave enfermedad en las personas que lo manipulaban; los primeros casos se detectaron en
1845, con necrosis del maxilar inferior en los trabajadores que procesaban el fósforo. Esta enfermedad desfigurante y grave, que en el siglo XIX era mortal en el 20 % de los casos, fue pronto reconocida y se adoptaron medidas para combatirla, entre ellas la sustitución del fósforo blanco por fósforo rojo y sesquisulfuro de fósforo, relativamente más seguros. Los países europeos firmaron un acuerdo (el Convenio de Berna de 1906) para dejar de fabricar e importar cerillas fabricadas con fósforo blanco.
No obstante, en muchos países el fósforo siguió constituyendo un grave riesgo asociado a su uso en la industria pirotécnica hasta que se alcanzó un acuerdo con esos fabricantes para que dejaran de utilizarlo. En la actualidad, los riesgos para la salud del fósforo blanco siguen poniendo en peligro a los trabajadores que participan en las distintas etapas de la producción y fabricación de este compuesto.
El mecanismo por el cual se producen lesiones maxilares no se ha explicado del todo. Algunos autores creen que se debe al efecto local del fósforo en la cavidad oral y que la infección sobre- viene por la presencia constante de organismos patógenos en la boca y alrededor de los dientes. De hecho, se ha observado que las personas expuestas a fósforo con dientes cariados tienen más probabilidades de sufrir esta afección, si bien resulta difícil explicar la presencia de esta enfermedad en trabajadores sin dientes.
Una segunda explicación más plausible es que la necrosis producida por el fósforo en los maxilares es la manifestación de una enfermedad sistémica que afecta a muchos órganos y tejidos
y principalmente a los huesos. En favor de esta teoría abogan los siguientes hechos:
• Como ya se ha dicho con anterioridad, se ha visto que personas sin dentadura presentaron necrosis maxilar cuando sufrieron exposición al fósforo en su trabajo, incluso aunque su
“higiene dental” pudiera considerarse buena.
• Los animales de experimentación jóvenes y en período de crecimiento sufren alteraciones en las áreas “de crecimiento” de los huesos (metáfisis) cuando reciben dosis suficientes de fósforo blanco.
• En ocasiones, los huesos lesionados por traumatismo en los adultos expuestos al fósforo se curan muy despacio.


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