Los alcoholes pentílicos se presentan en varias formas isoméricas, y de las ocho estructuras isoméricas posibles, tres de ellas tienen también formas ópticamente activas. De las formas estructurales, cuatro de ellas son alcoholes primarios— 1-pentanol (alcohol amílico), 2-metil-1-butanol, alcohol isopentílico (3-metil-1-bu- tanol, alcohol isoamílico) y alcohol neopentílico (2,2-dimetil-1- propanol); tres son alcoholes secundarios— 2-pentanol, 3-pen- tanol y 3-metil-2-butanol; y el último es un alcohol terciario—el alcohol terc-pentílico (2-metil-2-butanol).
El alcohol pentílico irrita las mucosas de los ojos, la nariz y la garganta cuando alcanza concentraciones de 100 ppm. Si bien se absorbe por vía digestiva, respiratoria y cutánea, la incidencia de enfermedades profesionales es muy baja. El producto crudo causa rápidamente irritación de las mucosas debido a la pre- sencia de materiales volátiles extraños. Los síntomas de enfer- medad generalizada son cefalea, mareo, náuseas, vómitos, diarrea, delirio y narcosis. El hecho de que el alcohol pentílico se utilice con frecuencia en estado impuro y mezclado con otros disolventes, hace imposible atribuir a este alcohol síntomas o hallazgos distintivos. La facilidad con la que se metabolizan los alcoholes decrece de los alcoholes primarios a los secundarios y terciarios. De los tres, los alcoholes terciarios son los que más se excretan sin sufrir cambios. Aunque la toxicidad varía según la configuración química, puede afirmarse, en términos generales, que una mezcla de alcoholes pentílicos es aproximadamente diez veces más tóxica que el alcohol etílico. Este hecho se refleja en los límites de exposición recomendados para los dos alco- holes—100 ppm y 1.000 ppm, respectivamente. El riesgo de incendio de los alcoholes amílicos no es particularmente elevado.
El alcohol pentílico irrita las mucosas de los ojos, la nariz y la garganta cuando alcanza concentraciones de 100 ppm. Si bien se absorbe por vía digestiva, respiratoria y cutánea, la incidencia de enfermedades profesionales es muy baja. El producto crudo causa rápidamente irritación de las mucosas debido a la pre- sencia de materiales volátiles extraños. Los síntomas de enfer- medad generalizada son cefalea, mareo, náuseas, vómitos, diarrea, delirio y narcosis. El hecho de que el alcohol pentílico se utilice con frecuencia en estado impuro y mezclado con otros disolventes, hace imposible atribuir a este alcohol síntomas o hallazgos distintivos. La facilidad con la que se metabolizan los alcoholes decrece de los alcoholes primarios a los secundarios y terciarios. De los tres, los alcoholes terciarios son los que más se excretan sin sufrir cambios. Aunque la toxicidad varía según la configuración química, puede afirmarse, en términos generales, que una mezcla de alcoholes pentílicos es aproximadamente diez veces más tóxica que el alcohol etílico. Este hecho se refleja en los límites de exposición recomendados para los dos alco- holes—100 ppm y 1.000 ppm, respectivamente. El riesgo de incendio de los alcoholes amílicos no es particularmente elevado.
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