– Exposición a diversos microorganismos al trabajar con residuos líquidos o sólidos;
– Mordeduras y picaduras de insectos (p. ej., abejas, moscas, pulgas, garrapatas, ácaros, mosquitos y avispas), serpientes, escorpiones, roedores, etc., en los trabajos sobre el terreno o en el laboratorio;
– Riesgo de contraer enfermedades infecciosas al trabajar en hospitales.
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