Sus vapores son muy irritantes. En animales se ha demostrado que afecta al corazón y al sistema circulatorio, con lesiones miocárdicas y vasculares. Parte de la toxicidad de la alilamina se atribuye a la formación de acroleína in vivo. Existe también un riesgo claro de explosión con un amplio rango de concentraciones en el aire.
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