viernes, 12 de marzo de 2010

Fluoruros


La ingestión de fluoruros solubles en cantidades de entre 5 y10 gramos es, con casi total seguridad, mortal para una persona adulta. Se han producido casos mortales por ingestión de fluoruro de hidrógeno, fluoruro sódico y fluosilicatos. Se han registrado tambien casos de enfermedad no mortal como consecuencia de la ingestión de éstos y otros fluoruros, entre ellos una sal tan poco soluble como es la criolita (fluoruro de aluminio y sodio).

En la industria, los polvos que contienen fluoruros juegan un papel importante en muchos de los casos de exposición real o potencial a los fluoruros, y la ingestión de estos polvos puede constituir un factor significativo. La exposición a fluoruros en el trabajo puede deberse a fluoruros gaseosos, pero incluso en estos casos, la ingestión no puede desestimarse completamente, bien sea por contaminación de los alimentos o las bebidas que se consumen en el lugar de trabajo, bien sea porque los fluoruros se expectoren con la tos y seguidamente sean deglutidos. En las exposiciones a una mezcla de fluoruros gaseosos y en forma de partículas, tanto la inhalación como la ingestión pueden ser factores importantes en la absorción de fluoruros.
En la fluorosis o intoxicación crónica por flúor, este elemento se deposita en el tejido óseo, tanto de los animales como del hombre. Los síntomas de la fluorosis de los huesos consisten en aumento de su opacidad radiológica, formación de gruesas excre- cencias en las costillas y calcificación de los ligamentos interverte- brales. También se observan manchas en los dientes. La relación exacta entre los niveles de fluoruro en la orina y las correspon- dientes cifras de fijación de fluoruros en los huesos no está perfec- tamente determinada. No obstante, puede decirse que los niveles de fluoruro urinario en los trabajadores no deben superar los 4 ppm. Cuando dichos niveles sean de 6 ppm, será preciso realizar una supervisión y/o un control más estrictos. Cuando el nivel sea de 8 ppm o más, cabe esperar que, si esa situación se mantiene durante muchos años, se producirá una fijación de flúor en los huesos que determinará una opacificación radiológica de éstos.
El caso de los fluoboratos es el único en que el ión de fluoborato absorbido se excreta casi por completo en la orina. Esto quiere decir que la disociación del fluoruro a partir del ión de fluoroborato es muy pequeña o nula, por lo que virtualmente no se produce la fijación en el esqueleto que cabría esperar con este fluoruro.
En un estudio de los trabajadores de la criolita, casi la mitad de ellos se quejaron de inapetencia y disnea; una proporción menor mencionó estreñimiento, dolor localizado en la región del hígado
y otros síntomas. Se detectó una leve fluorosis en los trabajadores de la criolita expuestos durante dos o dos años y medio, signos más marcados en los expuestos durante casi 5 años y fluorosis moderada en los expuestos durante más de 11 años.
Los niveles de fluoruro se han asociado a asma de origen profesional en los trabajadores empleados en la reducción del aluminio.
Fluoruro cálcico. Los riesgos del espatoflúor se deben principalmente a los efectos perjudiciales del contenido de flúor. Los efectos crónicos consisten en enfermedades de los dientes, los huesos y otros órganos. Se han descrito lesiones pulmonares en personas que inhalaron polvo con un contenido del 92 al 96 %de fluoruro cálcico y un 3,5 % de sílice. Se llegó a la conclusión de que el fluoruro cálcico intensifica el efecto fibrógeno de la sílice en los pulmones. Se han dado casos de bronquitis y silicosis en las personas que trabajan en las minas de espatoflúor.

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