Los gases comprimidos deben almacenarse en espacios abiertos sólo si están adecuadamente protegidos de la intemperie y de la luz del sol directa. Las zonas de almacenamiento deben estar situadas a una distancia segura de instalaciones ocupadas y de viviendas cercanas.
Durante el transporte y la distribución de los recipientes, debe cuidarse de que no se produzcan daños en las válvulas y conexiones. Habrá que tomar las precauciones necesarias para impedir que las botellas caigan de los vehículos y sean sometidas a un uso desconsiderado, choques excesivos o esfuerzos locales, así como un excesivo movimiento de los líquidos en los tanques de mayor tamaño. Cada vehículo irá equipado con un extintor de incendios y una tira eléctricamente conductiva para poner a tierra la electricidad estática, marcándose claramente “líquidos inflamables”. Las tuberías de salida deberán tener un dispositivo de control de llama y durante las operaciones de carga y descarga los motores deberán estar parados. La velocidad máxima de estos vehículos habrá de ser rigurosamente limitada.
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