La mayoría de las exposiciones laborales al tetracloroetano se deben a su empleo como disolvente. Entre 1915 y 1920 se produ- jeron una serie de casos mortales durante los procesos de fabrica- ción de aviones y perlas artificiales, en los que se empleaba tetracloroetano. Otros casos mortales de intoxicación por tetra- cloroetano han estado relacionados con la fabricación de gafas de seguridad, la industria del cuero artificial, la industria del caucho
y una industria bélica no especificada. Se han producido algunos casos no mortales en la fabricación de seda artificial, en el desen- grasado de la lana, en la producción de penicilina y en la indus- tria de joyería.
El tetracloroetano es un potente narcótico, dos o tres veces más potente que el cloroformo en animales. En al s personas se han producido casos de muerte por ingestión de tetracloroetano. En todos estos casos, la muerte sobrevino en las 12 horas siguientes a la ingestión. También se han registrado casos no mortales con pérdida de consciencia, pero sin efectos secundarios graves. En comparación con el tetracloruro de carbono, los efectos narcó- ticos del tetracloroetano son mucho más graves, pero los efectos nefrotóxicos son menos acusados. La intoxicación crónica por tetracloroetano puede adoptar dos formas: efectos en el sistema nervioso central, como temblores, vértigo y dolor de cabeza; y síntomas hepatodigestivos como náuseas, vómitos, dolores gástricos, ictericia y aumento del tamaño del hígado.
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